viernes, 23 de enero de 2009

ESCUCHANDO UN VIOLÍN


Esos fueron los primeros sonidos
que pudo percibir mi alma
al emigrar del cuerpo de mi madre
y ser así recibido por mi padre,
mi llanto temeroso pero en calma...

Nací tranquilamente
entre los sones de la Canción de Cuna
y la vida me mimó, como ninguna,
con aquellos compases imponentes
mientras me iluminaban los rayos de la luna.

Y todo me fue dando,
placeres, amistades y dolores
entreverando el perfume de las flores
con la hediondez del mundo y sus locuras...
prevaleciendo siempre los amores.

Cuando me encuentro
frente a cualquier encrucijada,
me concentro en aquellas melodías
que vuelven a invadirme con la magia
de aquel primer estímulo en mi vida.

Vuelvo a vivir así junto a mis padres
el primer barrio, jugar con mis hermanas,
sentir como resuenan sus arpegios,
y recibir en paz a nuestros hijos
acariciando a mi mujer amada.

Y ya viejo, un violín sigo escuchando,
reavivando aquel soplo en mis entrañas
evocando, trayendo y disfrutando
los avatares, que son mis bendiciones,
al despertar otra vez... cada mañana..!

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