jueves, 16 de agosto de 2007

EL ESPEJO



El muchachón miraba en el espejo
las manchas rojas en su cara yerta…
adivinando que morir de viejo,
no era el fin de su vida tan incierta

Luego un pancito, un turrón, algo de pizza
de aquella bolsa negra, allá en la mesa…
dejó a sus hermanitos, como en Misa,
y abandonó taciturno aquella pieza

Llegó a la Plaza y se tiró en un banco
para aspirar pegamento con firmeza…
igual, a sus hermanos “cuidaría”
el tipo que salía con su vieja…

Y aspirando al final quedó dormido
sin hambre ni dolor en la cabeza…
hasta que unos obreros lo encontraron
con aquella virgencita de madera…

Y a lo lejos sonaba en la Bailanta
como burla que viene desde lejos:
“para vivir, como dice en esta zamba,
mejor changuito, No Morir de Viejo”

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